Combate Espiritual



COMBATE DURO, PERO PREMIO GRANDE

Estamos  escribiendo  para  quienes  no  se  contentan  con  llevar  una  vida  mediocre, sino  que  aspiran  a  obtener  la  perfección  espiritual  y  la  santidad.  Para  esto  es necesario  combatir  continuamente  contra  las  inclinaciones  malas  que  cada  cual siente hacia el vicio y el pecado; dominar y mortificar los sentidos, tratar de arrancar de nuestra vida las malas costumbres que hemos adquirido, lo cual no es posible sin una dedicación infatigable y continua a la tarea de conseguir la perfección y la santidad,  tener  siempre  un  ánimo  pronto,  entusiasta  y  valiente  para  no  dejar  de luchar por tratar de ser mejores. Pero el premio que nos espera es muy grande, san Pablo dice: "Me espera una corona de gloria que me dará el Divino Juez, y no sólo a  mí sino a  todos los que hayan esperado con amor su manifestación" (cf.  2Tm  4,  8).  "Pero  nadie  recibirá  la  corona  sino  ha  combatido  según  el reglamento" (2Tm 2, 5).



ALGO QUE ES MUY AGRADABLE A DIOS

La guerra que tenemos que sostener para llegar a la santidad es la más difícil de todas las guerras, porque tenemos que luchar contra nosotros mismos, o como dice san  Pedro:  "Tenemos  que  luchar  contra  las  malas  inclinaciones  de  nuestro cuerpo que combaten contra el alma" (cf. 1P 2, 11). Pero precisamente porque el combate es más difícil y más prolongado, por eso mismo la victoria que se alcanza es  mucho  más  agradable  a  Dios  y  más  gloriosa  para  quien  logra  vencer;  porque aquí  se cumple  lo  que  dice  el  Libro  Santo:  "Quien  se  domina  a  sí  mismo,  vale más  que  quien  domina  una  ciudad"  (Pr  16,  32).  Lograr  dominar  las  propias pasiones,  refrenar  las  malas  inclinaciones,  reprimir  los  malos  deseos  y  malos movimientos  que  nos  asaltan,  es  una  obra  que  puede  resultar  ante  Dios  más agradable que si ejecutáramos obras brillantes que nos dieran fama y popularidad. 
Y por el contrario, pudiera suceder que aunque hiciéramos muchas obras externas admirables  ante  la  gente,  en  cambio  ante  Dios  no  seamos  agradables  porque aceptamos en nuestro corazón seguir las malas inclinaciones de nuestra naturaleza y nos dejamos llevar y dominar por las pasiones desordenadas. 
Por eso debemos tener cuidado no sea que nos contentemos con dedicarnos a hacer  obras  que  ante  los  demás  nos  consiguen  fama  y  prestigio,  mientras  tanto dejemos que los sentidos se vayan hacía el mal, la sensualidad nos domine y las malas costumbres se apoderen de nuestro modo de obrar. Sería una equivocación fatal. Y por tanto nos estaríamos engañando a nosotros mismos, de que estamos siendo agradables a Dios por hacer esto o aquello para su reino, mientras no consigamos desprendernos del pecado para poderlo agradar perfectamente.


Libro El combate Espiritual del Padre Lorenzo Scupoli:
    El libro que por 19 años llevo consigo y leyó San Francisco de Sales, un libro que nos habla sobre el combate diario que todos libramos contra las fuerzas del mal y nos indica las formas como podemos dominar nuestros sentidos y vencer así la guerra diaria.
Espero que su lectura les sea de mucha bendición:
 para los que no tengan el libro impreso (aunque lo recomiendo ampliamente) aquí esta una versión digital que pueden descargar dando clic en la siguiente imagen:
      
PAGINAS: 162
FORMATO: PDF 
TAMAÑO: 932 kb




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deseas comentar algo?